El drama de los refugiados sirios es cada vez más patente en la sociedad moderna. No solo es una realidad que no encuentra freno si que aumenta cada semana que pasa sin que los países y organismos internacionales ofrezcan soluciones relevantes y satisfactorias para esta situación tan comprometida.
En el mundo encontramos diferentes zonas o lugares en guerra dónde sus habitantes son perseguidos y ejecutados de forma muy cruel. El año pasado (2017) fue el año con más habitantes que no pudieron volver a sus casas desde los años de la Segunda Guerra Mundial, por lo que vemos que el problema es algo bastante grave si analizamos estas cifras.
ACNUR (Agencia de la ONU para los Refugiados) nos aporta más datos escalofriantes sobre la crisis de los refugiados: el año pasado huían de casa más de 30 personas cada minuto. Estas personas no se van por voluntad propia si no porque la guerra está causando estragos en su país y es la única forma de sobrevivir que tienen.
Las guerras de Siria y Sudán del Sur y el aumento de la violencia contra diferentes etnias han provocado este aumento de las cifras de refugiados durante los últimos meses. Estas personas ansían que llegue los acuerdos de paz que frenen esta oleada de desplazamientos y pongan normalidad ante tanta incertidumbre.
ACNUR desarrolla un trabajo de donación ayuda humanitaria hacia estos refugiados para darles apoyo y soporte frente a esta situación tan comprometida, ayudándoles a rehacer sus vidas y ofreciendo comida y sustento frente a la oleada de violencia que se ha generado.
La guerra de Siria es sin duda una de las más sangrientas que se recuerdan en la actualidad ya que nos deja por el momento un millón y medio de heridos, casi medio millón de muertos y cerca de la mitad de las infraestructuras sirias derruidas.
La mayoría de los refugiados han tenido que escapar del país en busca de una vida mejor, recalando en países cercano como Turquía, Jordania o el Líbano.
El drama de los refugiados se acentúa cuando no les queda otra opción que lanzarse a las aguas del Mediterráneo con la intención de escapar de su país en busca de una vida mejor, con el riesgo que esto conlleva.
Algunos países europeos han decidido cerrar sus fronteras y evitar acoger a los refugiados para esquivar el problema y mirar a otro lado, como los recientes casos de Malta o de Italia. Las mafias se encargan de realizar este tipo de trayectos poniendo en peligro la integridad de las personas con tal de ganar algo de dinero.