Siguiendo con el anterior artículo nos centramos en el endeudamiento provocado por la crisis de 2008 en Europa.
Como podemos observar, el sobreendeudamiento se ha convertido en un fenómeno estructural del modelo de acumulación neoliberal actual. Ahora, la mayoría de los expertos económicos se inclinan por la posibilidad de que Grecia se declare en moratoria de pagos y salga de la zona euro.
Es evidente que las normas que se le fijaron para reducir su déficit y para el pago de los intereses de los créditos imposibilita su estadía en la zona euro. El problema es que todos los créditos otorgados por el Banco Central Europeo, que están respaldados fundamentalmente por los bancos franceses y alemanes, verán cómo se convierten en bonos basura. Con la consecuencia de generalización del problema.
Ahora, si Italia o el Estado español piden créditos para poder hacer frente a su déficit y a su deuda, los créditos que se otorgarán tendrán una tasa de interés muy elevada, con lo que el círculo vicioso se volverá a plantear. Este endeudamiento no ha tenido que ver, como algunos teóricos neoliberales señalan, con la existencia de Estados pesados que invierten demasiado en servicios sociales.
La realidad es que, como nunca, hemos visto cómo se achican una serie de conquistas sociales; cómo, cada día, la renta social de los trabajadores disminuye. Todos los sectores se han visto afectados: la educación, la salud, la vivienda, la canasta básica alimentaria, para no hablar del tiempo, monto y manejo de las jubilaciones.
Desde luego, el efecto más evidente lo hemos visto en los salarios. Vivimos una caída mundial del salario, lo que implica un incremento de las tasas de explotación, como nunca antes se ha visto, y, por lo tanto, un incremento de las ganancias. Lo cual está en contradicción con la situación que se vive. ¿Cómo es posible que con el nivel de ganancias obtenidas no se viva un proceso de auge económico?
La respuesta a esta pregunta es clave. Si analizamos las fortunas de los hombres más ricos del mundo veremos que en los últimos años, a pesar de la crisis, han incrementado sus fortunas. El caso más ejemplar es el de Carlos Slim: “Pese a las dificultades de México, uno de sus ciudadanos es la persona más rica del mundo. Carlos Slim, hijo de un inmigrante libanés, ha amasado una fortuna calculada por Forbes en 74 mil mdd. La revista estima que el año pasado su caudal neto se elevó en 20 mil 500 mdd”. (“Economist Intelligence Unit: México, entre cárteles y monopolios”.
Entonces, es en otro lado donde debemos buscar la explicación de la situación. Desde finales de 2008, nosotros planteábamos el problema y señalábamos: “Todo esto ha implicado un incremento de las tasas de explotación, que es lo que nos permite hablar de un crecimiento de las tasas de ganancias. Si esto es así, el problema sigue siendo explicar por qué, a pesar de esas tasas de explotación y esas tasas de ganancias, no se ha salido de la fase B del ciclo largo Kondratieff.