Como siempre, cuando se inició la crisis de la deuda en Europa con la caída mundial de las bolsas de valores, en México, otra vez su secretario de Hacienda (la primera vez fue Carstens ahora, el aún más tonto, Cordero) decretó que la misma no nos iba a afectar. Como si el país fuera inmune frente a los casi 15 millones de desempleados de Estados Unidos o a la caída de la producción industrial, al impresionante nivel al que ha llegado la deuda pública norteamericana, o al arribo de un déficit fiscal de 1.38 billones de dólares.
Desde luego, seríamos menos vulnerables si nuestro intercambio comercial con los norteamericanos no representara el 85 por ciento, si nuestra moneda no dependiera de la evolución del dólar, si nuestra industria fuera nacional y si existiera un mercado interno realmente funcionando.
Casi inmediatamente después de hacer esa declaración sin fundamento se ha tenido que reconocer que la economía mexicana ha comenzado su declinación. Realmente lo que está dando comienzo es una nueva recesión, que se agrava en tanto no existen antecedentes de grandes tasas de crecimiento.
Al quinto año de Calderón, la economía habrá crecido en un 1.4 por ciento que es equivalente al crecimiento de la población (para medir el crecimiento real de una economía hay que relacionar la tasa de crecimiento del PIB con la tasa de natalidad), con lo cual, éste será uno más de los sexenios de crecimiento cero.
Según datos oficiales, que no son muy confiables, hoy en México la mitad de la población vive abajo del umbral de pobreza. El desempleo a nivel nacional en julio se mantuvo elevado al agrupar a 2 millones 749 mil 236 personas. En junio, la cifra fue de 2 millones 679 mil personas, es decir, en un mes hubo un incremento de 97 mil 837 personas.
El Instituto Nacional de Estadística y Geografía (INEGI) informó que la tasa de desempleo en julio fue de 5.62 por ciento de la Población Económicamente Activa (PEA) en julio. Y de 5.42 por ciento en junio pasado. Desde luego, si se utilizaran los criterios de la OCDE para medir el desempleo, éste sería el cuádruple del que se declara.
Por sexo, el desempleo femenino siguió reportando mayores incrementos que el masculino. En julio, la tasa de desempleo en los hombres registró una disminución, al pasar de 5.66 por ciento en julio a 5.50 en el mismo mes, y la de las mujeres se incrementó de 5.78 a 5.83 por ciento en el mismo lapso.
En tanto, de acuerdo con datos desestacionalizados, a nivel nacional, la tasa de desocupación de julio fue de 5.27 por ciento respecto a la PEA, inferior en 0.50 puntos porcentuales a la de junio. En el mes que se reporta, un 26.5 por ciento de los desocupados no completó los estudios de secundaria, en tanto que los de mayor nivel de instrucción representaron el 73.5 por ciento.
Las cifras para la situación de subocupación son de 44.2 y de 55.8 por ciento, respectivamente. Las entidades con más desocupación durante julio fueron Tamaulipas con 8.81 por ciento, Aguascalientes con 7.23 y el estado de México con 7.20. Mientras que los estados con menor desocupación fueron: Michoacán con 2.48, Chiapas con 2.65 y Yucatán con 2.69 por ciento. Por otro lado, el gobierno calderonista, por medio de su secretario de Hacienda y su partido, han 36 hecho un escándalo por el vertiginoso crecimiento de la deuda pública de los estados, cuyo saldo histórico es de 315 mil millones de pesos, pero no dice que él propuso al Congreso, exclusivamente para el pago de intereses y comisiones relacionados con el endeudamiento del sector público federal, 315 mil 18.5 millones de pesos, monto 5.9 por ciento superior con respecto al de 2009, es decir, el mismo monto que el débito estatal (acumulado durante varias décadas), con el agravante de que sería utilizado sólo en un año, sin reducir el saldo de la deuda federal.
La deuda pública federal se acerca a los 3.5 billones de pesos, que, sumados a los 110 mil millones de dólares que se deben por concepto de la deuda externa federal, nos daría más de 4.5 billones de pesos. Ya en 2010 el comportamiento de la deuda pública federal mostraba el siguiente comportamiento, traducido a la deuda per capita. (Ver gráfica 2) A esto hay que agregarle la deuda de los estados.
Para saldar los créditos que solicitan los estados cada habitante en México tendría que pagar 2 mil 819 pesos, según información de la Secretaría de Hacienda. Lo anterior basado en el último censo realizado por el Instituto Nacional de Estadística y Geografía (INEGI), que reportó 112 millones 336 mil 538 personas, y la deuda de los gobiernos estatales que, de acuerdo con Hacienda, es de 316 mil 704 millones de pesos. Coahuila es la entidad federativa que más deuda por habitante tiene en México, sus pasivos están cuatro veces por encima del promedio nacional.